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En la película de Pixar “Up”, uno de los personajes un anciano llamado Carl,  tiene a su casa amenazada por una corporación que construye edificios. Siempre ha sido su sueño estar teniendo su casa en un paraje de América del Sur, pero la realidad es que está en otro lugar. ¿Cómo salvar su hogar? ¿Cómo quitar su casa de acá y llevarla allá? ¿Cómo trasladar su morada desde la realidad al lugar de sus sueños?  Esto en la película se soluciona con unos cientos de globos que al ser inflados con gas helio elevan la casa  a los cielos y como si fuera un aerostático el anciano la  dirige al lugar soñado. 

Sin embargo, en estos días de redención quiero pensar en tu hogar y mi hogar. ¿Está tu hogar en el lugar donde vos siempre quisiste? Si no es así, si tu hogar está amenazado por fuerzas que quieren fagocitarte, destruirte ¿Cómo podré llegar mi hogar de acá hasta allá?

Me interesa que tratemos como estar redimiendo una casa. En Lucas 19:9 es el Redentor mismo que dice:

"Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham."

¿Como logro Zaqueo que a su casa entrara la salvación?

Realizando algunos cambios personales, la casa de Eli se perdió por no haber tomado decisiones, la casa de David fue bendecida por las decisiones de David y afectada por los errores de David. Proverbios 14:1 dice que "la mujer sabia edifica su casa mas la necia con sus manos la derrumba". Jaél edifico a Jericó al precio de sus dos hijos, siempre una acción o una inacción (que no es otra cosa que una acción retenida) producirá una reacción. Mi vida determina el rumbo de mi casa.

 Siendo adolescente yo comencé mi ministerio predicando en los colectivos, hace algunos días atrás me entere que mi bisabuelo subía a los buses y en su mal español decía: “palabra de Dio” y entregaba porciones bíblicas, yo no creo en las casualidades. Lo que yo hago determina el destino de mi casa. Si esto es así lo que yo estoy haciendo afectará a mis generaciones. Si abrazo la fe esto afectará a mis bisnietos, si abrazo una vida de pecado también.

¿Cuáles pues son estos cambios?

1.- Mantuvo un nivel de insatisfacción. Si alguien le miraba tenía todo lo que cualquiera quiere tener. Dinero, influencias, un buen nivel de vida y gente que se sentara a su mesa. Seguramente era ciudadano ilustre de Jericó y además tenía amigos pastores o sacerdotes. Pero dentro suyo estaba esa "divina insatisfacción": Debe haber algo mejor para mi. 

Fue eso que lo llevo a buscar ver a un rabí popular, quería algo más. ¿Quién quiere más? No más dinero, no más fama, ¿quién quiere algo tan intangible como una relación espiritual?

Hay algo mejor para mi, aunque tenga todo hay algo más. Mantenga siempre ese nivel de anhelo, porque suele ocurrir que si cerramos nuestras expectativas lo único que encontramos es un hartazgo espiritual.

Cuando los  niveles de insatisfacción están basados en nuestra alma y cuerpo, somos gobernados por las pulsiones esenciales del ser humano. Por eso usted va a ver gente que son movidas por su apetito, por su sexualidad, por su profundo dolor. Nosotros creemos que la verdadera insatisfacción, la insatisfacción es aquella que plantea el Espíritu dentro nuestro, “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo” clama como un ciervo el salmista. “A fin de conocerle…” dice el apóstol. Pregunto: ¿No lo conocía? Claro, pero hay más y porque hay más lo anhelo. La mayoría de nuestras relaciones son epidérmicas, no pasan de la piel, porque nos movemos en el alma y el cuerpo. Por eso  hay tantos solos, tantos insatisfechos porque queremos ser llenados por el alma o el cuerpo y no por el espíritu. 

Yo he pactado todo por todo. Hoy oró por más para mi casa, en el nombre de Jesús. Amén.