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Estamos hablando de construir un altar…

➢ Es un lugar donde se va y donde lleva, el altar es un lugar de ofrecer.

Quiero llamar la atención es que la vida del hombre siempre esta yendo y ofreciendo. Si no está yendo y ofreciendo en el altar que Dios le ha marcado, lo está haciendo en otro. Si no es el altar de Jehová, es el altar de su negocio, de su familia, de su club de futbol… Pero usted le garantizo está yendo y ofreciendo en algún altar. 

El altar es un lugar donde ir, si prestamos atención veremos que ejerce una atracción hacia el adorador, adonde este es llevado. Me gustaría pensar en una sucesión de círculos concéntricos, donde el altar y por ende nuestra relación con Dios es el núcleo de nuestra vida. Desde donde se imparte y hacia donde somos atraídos para que todo este en armonía. Cualquier problema repercute en la armonía de todo lo que gira en torno a él. 

El altar era un lugar de entrega, previo a cualquier otra cosa. Ud entraba al tabernáculo y al templo y lo primero con lo que se encontraba era el altar. Allí uno lo veía chorreando sangre porque el altar es un lugar de muerte. 

Esencialmente el altar es un lugar para dar, el retorno se habilita con el dar. Sin embargo, este dar no se asemeja a una transacción, sino que es el dar de la rendición, donde lo que se recibe es por gracia y no por contraprestación.  Yo doy por ejemplo, mi ofrenda y Dios me prospera por gracia, si aún El decidiera no prosperarme, yo debería seguir dando!!! 

Por eso el altar debe chorrear sangre, porque implica una muerte. Muerte al egoísmo, muerte al calculo, muerte a la ambición. 

¿Qué damos en un altar?

• Alabanza.

Sal 100:1Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra;

2adoren al Señor con regocijo.

Preséntense ante él con cánticos de júbilo.

4Entren por sus puertas con acción de gracias;

vengan a sus atrios con himnos de alabanza;

denle gracias, alaben su nombre.

Aclamar a Dios implica que solo el debe ser entronizado. 

• Ofrenda. 

3Reconozcan que el Señor es Dios;

él nos hizo, y somos suyos.

Somos su pueblo, ovejas de su prado.

El otro día escuche a un Ministro, que no voy a clasificar como vivo por respeto, pero usted sabe lo que pienso. Lidera un ministerio para eclesiástico y decía que el diezmo de alguien de mucho dinero no podía ir a la iglesia local. Hipócrita codicioso! Se quiere quedar con lo que Dios manda que vaya a la iglesia.

17»No podrás comer en tus ciudades el diezmo de tu trigo, de tu vino o de tu aceite, ni los primogénitos de tus ganados y de tus rebaños, ni lo que hayas prometido dar, ni tus ofrendas voluntarias ni tus contribuciones. 18Disfrutarás de ellos en presencia del Señor tu Dios, en el lugar que él elija.

• Servicio. 

Dice Reyes que “el altar de Jehová estaba arruinado”. Si el altar no se usa es invadido por la corrosión del ambiente. Nosotros decidimos… Un hermano me decía “Tengo que tener mi altar reluciente”, le dije: No, debes tenerlo choreando sangre continuamente. El altar es un lugar de servicio. Si no hay servicio, tu altar está arruinado. 

Nuevamente quiero hablar de los ministerios paralelos a la iglesia y quiero decirle: Yo no tengo problema que usted sirva en organizaciones para eclesiásticas. ¿cuál es el limite? Cuando eso coarta tu servicio dentro de la iglesia. Por lo general, muchos de los que la buscan es porque no les gusta servir en su iglesia, o no le dan la oportunidad o no los entienden…

• Testimonio.

Un altar es un lugar donde levantamos un testimonio para las futuras generaciones. Es un mojón para los que vienen detrás. 

Mañana es el día del Señor, que bueno que vayamos a nuestro altar comunitario a ofrecer Alabanza, ofrenda, servicio y testimonio… “Yo me alegré con los que decían: A la casa de Jehová iremos…” Amén.