“Junto a las orillas del río crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas no se marchitarán, y siempre tendrán frutos. Cada mes darán frutos nuevos, porque el agua que los riega sale del templo. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas serán medicinales.” Ezequiel 47:12 NVI Eres un árbol que se nutre del agua del santuario. Es agua que nace del Templo, que nace del altar del sacrificio. El agua que alimenta nuestras raíces nace de la casa de Dios y de la cruz de Cristo. No debemos beber otra agua. Es sabido que los frutales regados con aguas servidas llevan las bacterias de las aguas en sus frutos. El efecto bienhechor que tienen nuestros frutos provienen de las aguas de Dios. La conexión con el río en Ezequiel es la vinculación con la vid a la que se refiere Juan 15 y allí Jesús nos recuerda… “separados de mí nada podría hacer”.