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Erase una vez un arbusto corriente y silvestre, tan común y ordinario que había miles como él diseminados en las laderas de la montaña. Como arbusto estaba sujeto al viento, a la sequía, al excremento, a las alimañas… pero un día. Algo pasó:

 

“la zarza se encontró envuelta en llamas, pero que no se consumía”

 

Reconoce la historia ¿no es cierto? No, no es la de Moisés, bueno en realidad si, pero me refería a que esta puede ser la historia suya o la mía en este año…

 

Para que me pueda entender vayamos a la historia con la que inmediatamente asociamos la introducción y a partir de allí déjeme compartirle lo que Dios me habló.

 

Ex 3:1 Un día en que Moisés estaba cuidando el rebaño de Jetro, su suegro, que era sacerdote de Madián, llevó las ovejas hasta el otro extremo del desierto y llegó a Horeb, la montaña de Dios. 2 Estando allí, el ángel del Señor se le apareció entre las llamas de una zarza ardiente. Moisés notó que la zarza estaba envuelta en llamas, pero que no se consumía, 3 así que pensó: «¡Qué increíble! Voy a ver por qué no se consume la zarza.»

 

1. Todos nosotros somos zarzas en medio de un desierto.

¿Cuál era esa zarza? Algunos creen que se trataba de la acacia vera o de la nilotica, especie de acacia llamada también espina de Egipto, arbusto seco, espinoso, con hojas lobuladas y flores blancas; llega a casi 4 m. de altura y se extiende por numerosas regiones de África, por la península del Sinaí, en Palestina y por las riberas del mar Muerto. Exuda una sustancia por el tronco y las ramas que se endurece en el aire y que se comercializa bajo el nombre de goma arábiga.

De alguna manera, esta zarza habla de nosotros… que somos solo un arbusto espinoso y seco.

El Salmista se pregunta en el Salmo 8:

¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre para que lo cuides?

La Biblia habla de la vida del hombre con diferentes figuras…

Usa la figura del barro, de la vasija de barro, de la neblina, del aliento… 

 

• Somos Zarzas porque nuestra duración es ínfima sobre la tierra.

Stg 4:14 ¡y ni siquiera saben lo que mañana será de su vida! Ustedes son como una neblina que aparece por un momento y en seguida desaparece.

Nuestra vida es un suspiro… piense… cuantos años tiene? No importa cuanto llegue a vivir… pasan como la neblina… compare su vida con un roble, con un secoya, hace algunos años conocí el glaciar Perito Moreno y allí antes mis ojos había una pared de hielo que se había formado hacía 2000 años!!!! 

 

• Somos Zarzas porque estamos secos por el pecado. 

Ro 3:23 Todos hemos pecado y por eso estamos lejos de Dios. 

 

• Somos Zarzas porque aún nuestras buenas están afectadas por el pecado. 

Is 64:6 Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas; todos nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran.

 

• Somos Zarzas porque nos creemos más de lo que somos. 

En la parábola de Abimelec fue la zarza la única que acepto ser la reina de los arboles cuando en realidad es un arbusto. 

Jue 9:14 Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: Anda tú, reina sobre nosotros. 15Y la zarza respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano.

La zarza de la parábola al igual que los hombres nos creemos que somos más que los otros… dígale al que está al lado: ¿Quién te crees que eres?

1 Co 4:6 Así ninguno de ustedes podrá engreírse de haber favorecido al uno en perjuicio del otro. 7¿Quién te distingue de los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué presumes como si no te lo hubieran dado?

No eres más que un viejo arbusto… No importa cuantas luces te cuelgues, cuantas guirnaldas de colores te vistas… eres lo que eres. Te pondrás una borla que diga doctor, otra que diga adinerado, otra que diga culto… pero debajo de todo esto sigues siendo solo una zarza, solo eso. 

Suelo orar a Dios que sigo siendo lo que he sido, soy el mismo que aquel adolescente que le entregó su vida, soy lo mismo que aquel joven que se preguntó si había algo más para el… tengo más kilos, tengo más mañas, tengo más años… pero sigo siendo la misma vieja zarza que una vez el conoció. 

 

 

Hoy ofrezcamos la zarza de nuestra vida para que Dios derrame su fuego sobre nosotros.

Pr. Daniel Cattaneo

Pr Daniel Cattaneo

 Soy Daniel Cattaneo, Pastor principal de Iglesia Redentor, Apóstol, Conferencista Internacional. Te invito a mi blog para que puedas ser bendecido con la palabra de Dios, por medio de los devocionales que comparto. Dios te bendice!

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