Estamos en un invierno que fue muy seco. Las plantas están sufridas, la tierra está resquebrajada ante tanta sequía. Ayer le pregunté a Carlos si habíamos regado las plantas de las hectáreas y me respondió que todos los sábados se las riega…  

En un clima como el de la tierra de Israel, con tanto calor, para que un árbol se mantenga siempre verde tenía que estar conectado a una fuente de agua. Está es la razón por la cual David, en el salmo uno dice que el hombre temeroso de Dios es como “árbol plantado junto a corrientes de aguas”.

Jeremías realiza la misma declaración:

Jer 17:7 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8 Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.

¿Cómo mantenerse siempre verde en los días presente? Estas semanas en Argentina han sido interesantes, una vez más estamos en un escenario complicado, y si nos descuidamos puede llegar a pasarnos que nos empecemos a marchitar, que nos achicharremos ante la magnitud del calor de la prueba… ¿Cómo me mantengo siempre verde? Metiendo mis raíces en el río de Dios. 

Dice Jeremías: “el varón que confía en Jehová y cuya confianza es Jehová, será bendito”. 

Hay un énfasis, una repetición, como si dijera: Hay que confiar, pero confiar en Dios. 

Todos confiamos en Dios, pero confiar, lo que se dice confiar… no es tan frecuente. Cuando viene el calor, cuando es el tiempo de sequía, algunos solemos soltar la hoja y detener el fruto, esperando mejores tiempos. 

El soltar la hoja y detener el fruto, en el tiempo incorrecto, es un mecanismo de supervivencia que tiene el árbol. Es para concentrarse en sobrevivir él ante las circunstancia adversas… pero cuando hay una corriente subterránea, el árbol se mantiene, el río al que está conectado las raíces lo sostiene. 

¿Cuál es el río al que debo conectarme para estar siempre verde? El altar, allí en oración ante Dios, dejando ante el nuestras penas, confiándole mis temores, creyendo en sus palabras… eso me mantiene siempre verde… aunque las circunstancias sean adversas…

El desafío de hoy es meter en este mismo momento las raíces en el río de Dios… El Espíritu Santo es ese río que alimenta la vida y renueva las fuerzas del que no tiene ningunas. Entrar en este mismo momento a su Presencia, adorarle, alabarle hará de nuestro día un día diferente. Nos vemos en el río. 

Señor, Agua de Vida de mi vida, hoy te alabo y te bendigo, tu eres mi socorro, tu eres mi esperanza, en ti están mis fuerzas y en ti está mi confianza… Te alabo en esta mañana, déjame mantenerme en contacto contigo para estar siempre verde, no permitas que me marchite o que deje de fructificar…. Haz que este día sea extremadamente fructífero. Amén.