Estoy saliendo de Cuba, en donde hemos estado por el espacio de una semana. Debido a que internet está en la fase en que solo se puede obtener en puntos de tecnología, he estado una semana prácticamente incomunicado y por ello no pudo publicar mi devocional.

Cuba es un país interesante, una de las cosas que me han llamado la atención es que hay dos monedas de curso legal el CUP (la moneda del pueblo) y el CUC (la moneda turística). Todas kas cosas tienen un valor en CUP y otro muy distinto en CUC… ¿La razón? Porque el CUC tiene mayor valor. Cuando leo 1 CUC, equivalente más o menos a 1 U$D, estoy hablando de 25 CUP, siendo que un obrero gana entre 300 y 350 CUP, el sueldo promedio oscila entre los 12 o 14 U$D.

En el día de ayer mientras caminaba con los pastores se me acercó un hombre que pedía y me pidió una moneda, tantee en mi bolsillo y en el derecho tenía algunas de Colombia, pero en el derecho había solo una. La saqué y se la di, diciéndole "Dios te bendice"… y era una moneda de 1 CUC. El hombre cuando la vio, tomó mi bendición, me la devolvió, me la amplió y me la traspasó generacionalmente. “Dios te bendiga a ti, a tus hijos y a tus nietos… te vaya bien y gracias… gracias”, me dijo, mientras se alejaba con su moneda. No pude menos que agradecer semejante catarata de bendiciones y quedarme pensado que el tamaño de la bendición moviliza en el corazón del bendecido una manifestación efusiva de gratitud.

Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Sal 103:1-2

Al considerar lo recibido concluyo que Dios ha sido un exagerado conmigo. He sido bendecido de manera exorbitante, lo que Dios ha derramado sobre mi vida ha sido solo exageración. 

Hablaba con un amigo que me ha pedido oración y le comentaba que al mirar lo que algunos están viviendo me ha hecho temer no ser lo suficientemente efusivo e intencional en mi agradecimiento. De alguna manera siento que no estoy expresando correctamente la magnitud del favor recibido. He sido salvo, no moriré eternamente. El Espíritu Santo me habita, he sido bendecido con mi esposa, mis hijos, mis hijos espirituales, mi iglesia, salud, provisión, respeto, protección, atenciones… Dios ha sido increíble conmigo. El salmista advierte: “No olvides ninguno de sus beneficios”

Ayer un hermano de la congregación se acercó y me dio una palabra de bendición… la agradecí pero a la luz del episodio de la tarde y en vista de la palabra hermosa que me regaló, ¿No debería haberlo abrazado y agradecido más efusivamente? Seguramente, me quedé corto, por eso de que en Cuba no están muy acostumbrado a los besos de hombres a los cuales los argentinos somos tan afectos… 

No me considero un ingrato, pero a la luz de la bendición, en este tiempo me siento escaso.

Hoy es un día para ser más agradecido, más efusivo, más demostrativo de la bendición hacia Dios y a aquellos que son los vehículos de la bendición. Agradecerle más efusivamente a mi esposa, a mis hijos su cuidado, su preocupación conmigo. Más demostrativo hacia aquellos que día a día son leales, me quieren bien y me respetan. Más intencional con aquellos que son regalos del Padre para mi vida… si, son dadivas de amor de Dios para mi vida!!!

Señor, gracias, me has rodeado de favor, me has cubierto con tu amor. Estoy agradecido, tu amor me hace bien. Es hermosa la heredad que me ha tocado, simplemente gracias, gracias, gracias!!! Amén.